La figura humana no aparece mucho en la decoración vasca, aunque el aspecto antropomórfico de la silueta del difunto se halla extendido con profusión en los cementerios del Norte de Euzkadi especialmente, en una forma geometrizada. En ocasiones aparece tratada de una manera muy infantil que no deja de tener gracia porque se adapta a la substancia en la cual se ha producido.